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Tipos de concursos de acreedores
Lo primero a considerar es el tipo de concurso de acreedores al que nos enfrentamos. En este sentido, existen dos posibilidades principales: el Concurso Exprés y el Concurso Ordinario.
Concurso Exprés
En el caso del Concurso Exprés, la resolución del procedimiento es notablemente rápida. Una vez solicitado el concurso ante los Juzgados Mercantiles, el Juez examinará la documentación presentada. Si queda evidente que la empresa en cuestión carece de activos líquidos, el juez, en el mismo auto que declara el concurso, procederá a su archivo y conclusión por falta de activos. La duración de este trámite dependerá principalmente de la carga de trabajo del juzgado, pero se puede considerar un plazo razonable de uno a dos meses.
Este tipo de procedimiento ofrece una solución eficiente a la insolvencia del deudor, con efectos positivos tanto para la sociedad deudora como para sus administradores. Además de ser rápido, resuelve la responsabilidad del administrador frente a las deudas de la sociedad y es el procedimiento de menor coste.
Concurso Ordinario
En el caso del Concurso Ordinario, se deben abrir las 6 secciones del procedimiento, lo que hace que el tiempo de resolución sea más impredecible. Esto dependerá no solo de la carga de trabajo del juzgado mercantil correspondiente, sino también de la presentación de incidentes concursales por parte de los acreedores o de la administración concursal.
En el mejor de los escenarios, es decir, si no se presentan incidentes concursales, el tiempo desde la declaración de concurso hasta su conclusión suele ser de al menos un año. Sin embargo, si surgen incidentes, el procedimiento puede alargarse significativamente, especialmente si el plan de liquidación implica la realización de activos difíciles de vender en el mercado. En tales casos, el proceso puede extenderse hasta tres años o más.